La gestión y la administración aportan bastante a la enfermería, tanto a nivel organizativo como en la calidad del cuidado que se brinda.
Entre los principales puntos que puedo destacar los siguientes:
Permiten una mejor planificación y uso de recursos humanos, materiales y financieros, lo que asegura que se cuente con lo necesario para brindar una atención segura y eficiente.
Aplicar principios de gestión ayuda a establecer estándares, protocolos y sistemas de evaluación que garantizan una atención centrada en el paciente, segura y basada en evidencia.
Forman a enfermeros líderes capaces de coordinar equipos, resolver conflictos, tomar decisiones éticas y estratégicas, y actuar como enlace entre el personal de salud y los niveles directivos.
Facilita la asignación adecuada de tareas, turnos, cargas laborales y coordinación entre servicios, lo cual mejora la eficiencia del equipo de enfermería.
Desde la administración se promueven planes de capacitación, evaluación de desempeño y desarrollo del talento humano, lo que mejora la motivación y el crecimiento profesional.
La gestión adecuada de riesgos, incidentes y calidad permite prevenir errores y garantizar entornos seguros para los pacientes.
La gestión enfermera ayuda a posicionar a la profesión dentro del sistema de salud, participando activamente en políticas, toma de decisiones y liderazgo institucional.
La integración de las teorías de enfermería con las teorías de administración permite fortalecer tanto el aspecto humano del cuidado como la eficiencia de los procesos en salud. Mientras que la enfermería aporta una mirada centrada en el paciente, sus necesidades y el cuidado integral, la administración proporciona herramientas para planificar, organizar, liderar y evaluar de manera estratégica. Esta combinación no solo mejora la calidad de la atención, sino que también promueve entornos laborales más organizados, seguros y colaborativos, favoreciendo resultados positivos tanto para los pacientes como para los equipos de salud.
El ejemplo más claro sería realizar el PLACE individualizado, destacando las necesidades de cada paciente y el tipo de intervención que requiera. Esto aplica fundamentalmente porque tenemos en cuenta las etapas de la administración y del plan de cuidados de enfermería.